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Las otras fotos: lo que no se publica, no existe. El surrealismo de Dalí en la fotografía.


Madrid alberga durante estos días la exposición “Magnum: Hojas de contacto” en la Fundación Canal – Canal de Isabel II. Un centenar de fotografías realizadas entre 1930 y 2010 y  cuelgan en los pasillos de la Fundación junto a sus hojas de contacto para hacer al visitante partícipe del proceso fotográfico.



Las hojas de contacto son la primera impresión de los negativos de las fotografías realizadas. Con el paso del tiempo y la llegada de la fotografía digital las hojas de contacto han pasado a convertirse en documentos históricos adquiriendo aún más valor que antiguamente. Estos cuadernos de trabajo suponían una herramienta indispensable para documentar los pasos de una fotografía o un abanico de disparos para los más afortunados.



La fotografías que componen la exposición pertenecen a destacados miembros de Magnum Photos, una agencia internacional de fotografía. Personajes como Dalí, The Beatles o Che Guevara se entremezclan con crueles imágenes de la Guerra de Vietnam y el atentado de las Torres Gemelas mostrando la fotografía definida que se publicó y las hojas de contacto que quedaron descartadas.

Entre todas las hojas expuestas hubo una que me llamó la atención, y esa fue la fotografía tomada por Philippe Halsman titulada Dalí atomicus. Esta imagen que lleva el nombre de relato resulta lo más atópico dentro del mundo de la fotografía pero a la vez encaja perfectamente en el mundo creado por Dalí. El retrato parece más propio de un cuadro pintado por Dalí que una imagen de él.


El pintor propulsor del surrealismo crea un mundo imaginario en sus cuadros donde las matemáticas son los protagonistas de la obra y en la fotografía está presente esa misma ciencia y matemática que apasiona al pintor.  El retrato, al fin y al cabo, es la representación de un sujeto y aquí Halsman ha representado a Dalí con su visión del mundo daliniana.

La fotografía se inspira en el cuadro de Leda atómica del pintor, que de hecho aparece en la fotofrafía, y que hace referencia al estado de suspensión constante creada por la repulsión entre protones y electrones. Nuevamente la fotografía hace referencia a esa suspensión, haciendo al observador un juego muy similar al de la metapintura pero utilizando la técnica de la fotografía y la pintura.



Para la realización de esta pintura Dalí y Halsman trabajaron conjuntamente en un estudio de Nueva York, ciudad donde residía el pintor español, junto a cuatro ayudantes y la esposa del fotógrafo, para conseguir la perfecta combinación de todos los elementos en un instante de una exposición espacial. Aunque los objetos inanimados se mantenían suspendidos por alambres, el agua y los gatos eran lanzados cada vez que se quería realizar la fotografía. La coordinación de estos dos elementos junto con el salto de Dalí debía estar programada al milímetro para conseguir la toma deseada. Es así como la foto tardó en realizarse seis horas y veintiocho intentos.


Las hojas de contacto muestran alguno de los intentos que Philippe Halsman realizó para conseguir la foto perfecta. La coordinación de los elementos suponen todo un reto para la fotografía, pero además, debemos tener en cuenta el tiempo de revelado que llevaba cada toma. Tras cada intento se revelaba la fotografía para saber si se el trabajo de Halsman estaba la ala altura de su exigencia. Hoy en día estos revelados no son necesarios y podemos comprobar el trabajo al instante con un mero clic.